Friday, January 16, 2009

Vivir mi fe

Me considero católica, creo en el perdón, creo en los sacramentos, creo en la gracia, creo en la redención... ¿entonces por qué me cuesta tanto trabajo confesarme?

Ahora que Nerea ha escrito sobre las contradicciones de la fe, me siento aún más llamada a ser coherente en ese aspecto. Ya llevo mucho tiempo dándole vueltas al asunto, pero es un tema que se ha vuelto recurrente en mi entorno: la vivencia de las convicciones.

Supongo que a nadie le gusta contar sus metidas de pata a un extraño, pero siento que a mí en particular me cuesta mucho trabajo. Tal vez sea porque no lo he entendido a profundidad.

El otro día, platicando sobre esto con Zoon, él me dijo: "es verdad que el sacerdote es un extraño, pero recuerda que te estás confesando con Cristo. Él es el que te perdona, no el confesor como particular" (o algo así).

Me falta humildad, ese es mi problema. No tengo reparos en reconocer que soy falible, pero tengo que aprender a decir mis errores en voz alta.

4 comments:

Alberto Tensai said...

Te tenemos que incluír en la próxima sesión de "Mentirosa". De vero que necesita uno valor para confesarse, pero quizás te ayude practicar con amigos :)

Nerea said...

Ups, si hablamos de confesiones católicas mejor no tiro la primera piedra. A mí me costaba mucho hasta que me hice amiga de los sacerdotes... y ahora me he alejado tanto. ¿Y si tratamos de buscar la coherencia juntas, nena?

Zoon Romanticón said...

Justo esa amistad es la que abre caminos interesantes hacia el alma que se ocnfiesa. Por eso mismo es que se recomienda tener un confesor. Eso de que sólo un padre nos confiese no es nada más porque no queramos molestar a otros, sino porque se forja con él una relación más personal en la que se puede entender más a fondo lo que se confiesa...

O algo así, estoy con sueño y mi redacción debe estar para llorar. Saludos,

Emilia Kiehnle said...

Me encantaría, Nerea. Es el único trabajo en equipo que haría con gusto. :)