Wednesday, September 08, 2010

Hoy sería tu cumpleaños

51 años, para ser exactos. Es curioso cómo tu imagen de un hombre joven de 38 se ha quedado atrapada en mi memoria. No soy capaz de imaginarte más viejo, aunque lo he intentado. ¿Te verías como todos los demás papás? ¿Te estarías quedando calvo? ¿Habrías engordado un poco?

Te imagino sonriente, eso sí. Siempre fuiste muy simpático y juguetón... muy niño. Te gustaba molestarnos y hacernos renegar, competías con nosotros y te metías en nuestras discusiones infantiles y triviales como si fueran de la mayor importancia. Ahora, en ocasiones, me pregunto si realmente nos educabas o si sencillamente jugabas con nosotros. Era tu modo de descansar de esa seriedad tan severa que te caracterizaba en el mundo exterior.

Hace mucho que no lloraba por ti, que no te extrañaba tanto. Supongo que tiene que ver con que yo misma estoy creciendo y construyendo mi propia vida. Como en mi mente sigues siendo el mismo, poco a poco me acerco más a ti. Me pregunto cómo será cumplir 38 años y poder ponerme en tus zapatos. O, incluso, lo que será cumplir 51 y seguir recordándote como ese gran niñote, lleno de sueños y planes de vida por cumplir.

Memento mori... Es una idea que me ha acompañado desde que te fuiste, hace ya 12 años. A veces me da miedo hacer planes a futuro, de querer vivir mucho. Pero me da todavía más miedo saber que tú no fuiste el último contacto que voy a tener con la muerte. Temo perder y temo ser perdida por alguien más. Y, finalmente, sólo me queda seguir aquí, intentando vencer el miedo sin olvidarte del todo.

Supongo al final lo que va a importar no van a ser mis planes insatisfechos (porque los va a haber), sino lo que realmente hice con mi vida. Tu muerte no fue tan mala, para ser francos. Fue trnquila y tuviste la oportunidad de despedirte. Te veías en paz, y esa última imagen de ti me ha adyudado mucho a aceptar tu ausencia.

Me gustaría preguntarme a mí misma ante mi propia muerte: "¿Cuánto fuiste capaz de amar?", y que la respuesta me fuera por completo satisfactoria, como seguramente fue la tuya. También, confieso, le he pedido a Dios que me permita irme de aquí escuchando algo de música. La pieza concreta se la dejo a su elección, pues confío en su buen gusto. Ya te contaré cuál fue.

4 comments:

E.P.S. said...

NIña, un abrazo.

Emilia Kiehnle said...

Gracias ;)

Destination said...

And in the end the love you take is equal to the love you make

Emilia Kiehnle said...

So true.

Tranquiliza saber que dio tanto en su vida. :)