Wednesday, September 15, 2010

Hermanas del arte

Las grandes escritoras del mundo escribieron igual que yo: mirando por la ventana de su cuarto especial, sintiendo y deseando lo mismo, soñando con transformarse a través de sus propias letras.

Mis heroínas como Jane Austen, Virginia Woolf, Sor Juana... escribieron lo que sabían; lo que vivían día a día y les interesaba y preocupaba. Concibieron sus mejores obras cuando escribieron para complacerse a ellas mismas, cuando dejaron de compararse y aprendieron a ser auténticas; cuando entendieron que los asuntos de cocina y de amores son los que al final valen la pena contar.

Me las imagino sentadas en su escritorio, como yo en este momento, vaciando su alma en el papel y dejándose llevar por el agradable murmullo de sus palabras resonando en su cabeza.

Las imagino disfrutando de un breve instante perdido en la eternidad, exclusivamente dedicado a ellas mismas. Y también las imagino despertando de su ejercicio de pasión desbordada, siendo reclamadas por ese mundo que veían con mirada inquisitiva y al que comprendían con una inteligencia aguda y un corazón despierto, pero al cual no podían adaptarse del todo.

Nunca las conocí y sin embargo me dejaron sus letras para leer a través de ellas, para sobrepasar los conceptos y las ideas y comprender los anhelos que las motivaron. No las conocí, pero me reconozco en ellas y espero, cuando el tiempo ponga a prueba mis letras, ser digna de compartir su pluma.

1 comment:

Nerea said...

Supongo que eso es algo con lo que todas las escritoras llegamos a soñar, aunque claro, de persona a persona varía con quién quieres ser comparada. Jamás en la vida he leído a Jane Austen, más allá de fragmentos para mis clases de Literatura en la Prepa. Virginia Woolf también figura en ese ramo... y Sor Juana... jajajaja alguna vez, injustamente, me compararon con ella por un tonto concurso de sonetos (cabe mencionar, ni de chiste estoy ni pretendo estar a su altura). Pero creo que eso es lo bonito de la amplia gama de volúmenes que valen la pena en esta vida: tenemos de dónde elegir.

Yo también me imagino a mis grandes autores, que en su mayoría son hombres, sentados frente a su escritorio con la pluma en la mano y viendo por la ventana, pero curiosamente no el mundo real, sino los mundos que ellos creaban, el mundo parisino bañado de jazz de Rayuela, los mundos futuristas con finales terroríficos de El Hombre Ilustrado o donde los robots nos sirven para todo en Yo Robot...

Algún día, Milo, te aseguro que no sólo serás comparada, sino si te empeñas serás punto de comparación y alguien deseará llegar a ser como la grande, como Milo Hickman. Sólo no dejes de escribir :)