Thursday, July 23, 2009

Stand up for your love


"Hemos creído en el amor de Dios"
: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.

- Benedicto XVI

Yo siempre he dicho que la fe me entró por la razón. En parte es cierto, pues desde adolescente tuve una gran necesidad de entender la religión. Comencé a cuestionarme muchas cosas y me di cuenta de que no podía creer cuando algo me parecía ilógico. Fue con las clases de teología de la carrera y las largas pláticas con Zoon en el parque del kiosko de la UP, que por fin pude saciar esa cosquilla intelectual y pude convertirme al catolicismo.

De este modo, puedo decir que la fe me entró por la razón. Sin embargo, las palabras del Papa me hacen mucho sentido también. Yo no empecé a creer porque me convencí racionalmente de algo. Creo que en el fondo siempre tuve fe. Siempre creí que había algo más, algo grande y bueno. No sabía exáctamente a qué ponerle el apelativo de "Dios", pero tenía la seguridad de que existía. La experiencia personal la tenía; me faltaba poder ponerle palabras.

En el momento en el que reconcilié la experiencia con la doctrina, pude abrirme. Fue entonces cuando tuve ese encuentro con Dios del que habla Benedicto. No sólo lo entendí, no sólo era lógico, sino que también hacía sentido vivencialmente. Me volví católica porque encontré una fe que satisfizo mis deseos internos y mi necesidad de entender la religión con la razón. Ya no eran dos cosas opuestas, sino que hacían sentido juntas.

Ser católico no es una decisión ética. Tampoco es una ideología. No es algo que se defiende como una causa social o política, aunque éstas deriven de la creencia. Es algo que se vive porque llena, porque nos hace sentir completos y felices. Es algo que se experimenta en todos sentidos. Por eso ya no importa que un misterio sea respondido con la frase: "es cuestión de fe." ¡Cómo me chocaba esa frase en la secundaria! Ahora la entiendo; ahora la vivo.

Este fragmeno de Benedicto me hizo recordar la canción de "Stand up comedy" de U2: stop helping God across like a little old lady. Dios no es un partido ni ideología, la caridad no es proselitismo y el bien no es activismo.

Como alguna vez me dijo el Padre Coronel, mi profesor de teología, "ser católico es ser testigo de la vida de Cristo." No hace falta llevar estandartes, hacer grandes marchas o crear asociaciones regidas por numerosos principios. Ser católico consiste en vivir como Cristo. La caridad cristiana nace del amor y de la necesidad de actuar consecuentemente.

C' mon on ye people, stad up for your love.


5 comments:

E.P.S. said...

Recuerdo que, desde que te conocí, Emilia, siempre llevaste esa cosquillita de la fe en tus actos y palabras. A mí me llamó mucho la atención tu manera de cuestionarte el mundo, lo que hacía que yo también terminara cuestionándome.

Aunque estés en el camino en el que estés, nunca dejes de "serle infiel a la tradición", vale?


Un abrazo

Emilia Kiehnle said...

Jamás. Soy filósofa, ¿recuerdas? jeje ;)

Zoon Romanticón said...

Me encantó tu post. Quiero comentarte, pero lo haré con tiempo. Regreso pronto.

Mientras tanto lo que puedo aportar es que en esa coherencia comprensiva que expresas es donde está la valía más profunda de tu cristiandad.

Alberto Tensai said...

Con esto dicho no me queda claro si soy católico o no jajajaja.

En muchas ocasiones me has dicho que lo soy, mucho más que otros que sí se autroproclaman como tales. Es cierto, el catolicismo más bien es un modo de vida.

Me caen bien los católicos no fanáticos. Me siguen pareciendo un poco incomprensibles e innecesarios algunos de sus ritos, pero no me cuesta trabajo respetarlos. Y a Jesús definitivamente no me atrevería a reclamarle nada de lo que dijo/hizo.

Hasta hace poco pensé que rezar era inútil, que Dios no podía meterse, que Él puso las reglas y nos deja "jugar" nuestra vida de acuerdo a ellas. Recientemente me dio motivos para pensar lo contrario. Hace trampa, pero para ayudarnos.

¿Qué tan lejos me deja eso de ser católico? Supongo que sólo me falta creer que la oblea puede ser más que sólo harina y agua y que María fue -y sigue siendo- algo más que una humana cualquiera.

Esa última la veo muy difícil.

Emilia Kiehnle said...

A mí me costaría más trabajo lo de la oblea.