Thursday, August 14, 2014

Ser cuerpo



Estoy intentando ser fuerte. Emocionalmente creo estarlo logrando bastante bien. Dios siempre ha sido muy amable y rápido conmigo a ese respecto. Cuando le pido fe, esperanza y fuerza espiritual, suele responder de inmediato. Mi problema ahorita es más bien físico. La burda materia limitada... Cada vez me molesta más.

Me gusta tener (ser) cuerpo, no me mal interpreten. El problema no es el cuerpo en sí, sino su estado decadente. Recuerdo haber leído a Sor Faustina quejándose de esto. Ella decía que cada vez veía más la descomposición de su propio cuerpo, cada vez se percataba más de que estamos más cercanos a la muerte de lo que pensamos. Normalmente, en el día a día, no nos damos cuenta de nuestra decadencia corporal. En especial cuando somos jóvenes (porque soy achacosa, pero todavía soy joven y más fuerte que muchos). Pero hay días en los que empiezo a entender las palabras de Sor Faustina, días en los que siento que mi cuerpo avanza, irremediablemente, a su putrefacción. 

Suena muy duro y quizás extraño para alguien que sepa que tan sólo cuento con 27 años. Pero es algo que no tiene que ver con la edad, ni siquiera con la enfermedad. Simplemente se trata de una sensación, de una consciencia momentánea de la limitación y la decadencia corporal a la que estamos sujetos. Es en estos instantes cuando más sentido encuentro en la explicación del pecado original: no estábamos hechos para esto. Nuestros cuerpos no estaban pensados para podrirse. 

Pero aquí estamos, lidiando con nuestro maravilloso y miserable cuerpecito cansado y adolorido. Mundo transitorio de materia burda y limitada... pero finalmente es el lugar que conozco como mi hogar. Algún día tendré otro, algún día me liberaré de esta miseria. Mientras tanto, hay que trabajar para conseguirlo. 

A juntar fuerzas donde las encuentre.

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