Sunday, February 28, 2010

Terapia

Me duelen las letras. Se me atoraron en la cabeza y en el pecho sin que me diera cuenta. Cuando las sentí ya estaban haciendo presión y me molestaban. Intenté sacarlas, pero entonces se quedaron en mis dedos y se hincharon. Los tengo como globos rojos (como salen en las caricaturas cuando alguien se machuca).

Lo intenté con pluma y papel, porque dicen que así salen mejor, pero los remedios naturistas no siempre funcionan. Acabé con un montón de borradores tachoneados y los dedos manchados de tinta.

También lo he intentado con diarios, cartas, apuntes... Me alivian un poco, pero todo se queda a la mitad. Las letras no terminan de salir y me preocupa. No tanto por los dedos, sino porque se puede volver algo grave. Cuando las letras no salen con regularidad uno corre el peligro de intoxicarse de ideas o, en el peor de los casos, de dejar de producirlas.

Por eso es mejor obligarse a escribir, aunque las letras no quieran salir y los dedos molesten...

2 comments:

Alberto Tensai said...

Siempre he creído que lo que tienes que hacer es convertirlo en un hábito. No que no puedas escribir, ¡sino que no puedas dejar de escribir!

Quizás el desarrollo de este nuevo hábito sea dificultoso, pero yo sé que puedes hacerlo :)

Nerea said...

Para mí escribir más que hábito tiene tendencia a condición cuasi enfermiza mía. Pero es de esas "enfermedades" pasionales con las que me encanta vivir. Tiene sus pros y sus contras. Me he enfocado tanto a las letras que las palabras de viva voz tienden a enrredárseme. De repente las ideas me golpean tan duro que me despiertan a la mitad de la noche y así en la oscuridad debo escribir para que no se me escapen la smuy ingratas. Suele pasar que estoy haciendo cualquier otra cosa lavar platos, caminar por la calle, ver una película, lo que gustes y mandes) y de repente surge esa ansia: papel, pluma, ¡ya!

Y sin embargo no me puedo imaginar mi vida sin las palabras, sin escribir, sin sentir que me duele la cabeza de tantas cosas que quiero plasmar en el papel.

Así que adelante, de a poquitos y cuando menos te lo esperes, seguro ya las letras te habrán infectado tanto que no podrás dejar de escribirlas, garabatearlas, verlas con orgullo ;)