Friday, February 29, 2008

Me puse de nostálgica

Tengo que reconocerlo: soy niña disney. Crecí con estas películas animadas que, aunque no suelen ser muy apegadas a las historias originales, aportaron un nuevo punto de vista y diferentes formas de arte visual. Aquí les pongo algunas de mis escenas favoritas desde que soy chiquita. A ver qué opinan.












Friday, February 15, 2008

Comentario a post de Artemisia



A penas hoy pude ver por fin el post de Artemisia sobre las geishas y me interesó mucho la controversia que se armó en los comentarios. No concuerdo en reaccionar cuasi-santificando a Mineko y odiando a Arthur Golden, pues en el fondo no podemos saber qué fue exactamente lo que hablaron y los acuerdos a los que llegaron en privado. También hay que tomar en cuenta que Golden no habla japonés y se comunicó con Mineko por medio de una intérprete, por lo que sería comprensible que hubiera habido mal entendidos. Esto me parece muy factible porque de hecho Golden le agradece mucho a Mineko en su libro. De verdad no creo que una persona que quisiera ganar dinero con un libro tuviera que escribir el nombre de una persona en los agradecimientos. Incluso, mercadológicamente hablando, le convenía dejar a Mineko en el anonimato y decir que una “geisha misteriosa” le proporcionó información. Por eso creo que es muy probable que Golden no haya entendido que Mineko quería ocultar su identidad.

Por otro lado, piensen en la diferencia de culturas. Mineko es una mujer que se crió en un mundo de arte, cultura y espiritualidad. Arthur Golden es norteamericano y está acostumbrado a un mundo mucho menos misterioso y más abierto en la comunicación. No digo que uno sea mejor que el otro, pero estoy segura de que Golden estaba pensando en algo completamente diferente que Mineko al querer saber sobre las geishas. Él quería compartir una experiencia y develar un misterio, mientras que ella quería salvar su mundo (las geishas se están extinguiendo y ella misma dice en su libro que su intención era atraer a occidente a Kyoto y a toda esa cultura que agoniza lentamente).

Los dos pensaron que se estaban ayudando, pero Golden no tuvo la sensibilidad necesaria para comprender que, precisamente, la maravilla de las geishas es el misterio y la sutileza que las envuelve. Es un hombre con mente occidental que piensa en transmitir algo que le parece exótico y, si nosotros fuéramos sinceros con nosotros mismos, nos daríamos cuenta de que lo criticamos mucho, pero gracias a él sabemos lo que sabemos sobres las geishas (después de todo, el libro de Mineko no existiría sin Golden).

Ahora, en cuanto a los libros, debo admitir que el libro de Golden me chocó. Cuando lo leí aún no sabía casi nada sobre las geishas. Siempre me gustaron y me llamaron la atención y sabía que eran una clase de artistas y damas de compañía, pero es cierto que nunca estuvo claro si las geishas eran prostitutas o no, pues ellas mismas nunca lo aclararon. Sin embargo, la razón por la que rechacé el libro no fue por el contenido sexual, sino por lo mal escrito que estaba. Golden es muy malo desarrollando el personaje de Sayuri, pues, intentando meterse en la mente y sensibilidad de una mujer, la hizo muy tonta, cursi e irreal. Durante todo el libro Sayuri se comporta como una niña de diez años y nunca le desarrolla verdaderamente un carácter ni una evolución de madurez. Simplemente es una niña sin chiste que sufre mucho porque vive eternamente enamorada de un ideal de hombre.

La película, por otro lado, rescató al libro, pues ahí se desarrolla mucho más a los personajes y disfrutas las artes audiovisuales sin tenerte que fletar la pobre narración de Golden.

Jaja, acabo de leer lo que escribí arriba y me di cuenta de que destrocé al pobre hombre. No es mi intención, pues sé lo difícil que es escribir una obra de esa magnitud y yo misma tengo muchos problemas para desarrollar a mis personajes, pero, a favor de Golden, puedo decir que tiene cosas muy rescatables, en especial con su insistencia en plasmar la vida dura y disciplinada de las geishas y su devoción al arte. Así que, si quieren leer su libro, no se queden con una mala idea por mi culpa. Es sólo mi opinión como literata.

Continuando con lo anterior, sí es cierto que Golden le faltó al respeto al mundo de las geishas. No las pintó como prostitutas en estricto sentido, pues él mismo aclara en su libro que algunas falsas geishas son las que llevan a cabo esta clase de prácticas, pero sí puede prestarse a mal interpretaciones, porque el personaje de Sayuri es una geisha que vende su virginidad y eso es como decir que todas las geishas lo hacen. Digamos que como novela está en su derecho de hacer a su personaje como a él se le antoje, pero políticamente hablando fue ofensivo con las geishas que se toman en serio su profesión y, evidentemente, las perjudicó para con sus clientes.

El libro de Mineko, por otro lado, me encantó, pues por fin pude saber exactamente qué es una geisha, cuál es su filosofía de vida y los sacrificios tan duros que hacen. Son mujeres que dedican sus vidas enteras a la belleza. Son, por decirlo rápido y mal, como “monjas” del arte. Por supuesto que cultivan mucho su aspecto y buscan agradar, tanto a hombres como a mujeres, pues su trabajo es proporcionar placer y agrado (pero no de naturaleza sexual necesariamente).

De verdad, les recomiendo mucho el libro de Mineko. Es una lástima que su obra haya sido producto de un pleito que le costó gran parte de su respeto y amistades, pero debo reconocer que agradezco que el misterio de las geishas se haya aclarado, porque yo pasé la mayor parte de mi vida dudando si eran prostitutas o no, cuando en realidad forman parte de una cultura milenaria que ahora admiro profundamente.