Monday, October 29, 2007

Another sabotage

Debo comenzar con un: lo siento. Diría que no deseaba sabotearte, pero sería mentir.

Me pregunto, qué puedo publicar en este ahora, que sea interesante para tus múltiples lectores y que, a la vez, funcione como una broma de buen gusto... entonces, recordando mi ánimo, se me ocurre publicar esto:




Tuesday, October 23, 2007

Una primera impresión


Hoy fui al doctor, pues ya llevaba un buen rato sintiéndome muy mal: me daban bajas de azúcar frecuentes, dolores de cabeza, mareos y mucho cansancio. Mi querida madre me propuso ir a ver a su ginecólogo, pues le preocupaba que tuviera un transtorno hormonal. Yo acepté y me pasó a recoger a la universidad para irnos las dos juntas.

Durante el camino me habló un poco del doctor, pues yo no lo conocía. Me contó que era un hombre muy serio, pero que había cambiado bastante desde la primera consulta que tuvo con él. Me dijo que era un muy buen médico que, después de muchos años de practicar la medicina tradicional, empezó a tomar algunos cursos de medicina alternativa y desde entonces lee mucho sobre los productos naturistas y trata de combinar los remedios tradicionales con los que él ha ido descubriendo. Me interesó bastante todo esto, pues me gusta que las personas (en especial los profesionistas) nunca pierdan la curiosidad y el criterio, y se sigan actualizando sobre las cosas que les interesan, sin dejar de lado todo aquello que es criticado por la sociedad sólo por ser diferente.

Estaba pensando en todo eso, cuando llegamos al consultorio. La sala de espera era un cuarto normal, con unos sillones bastante cómodos y una canastita con revistas. No había nada raro ni fuera de lo común. Por ser mi primera consulta, me hicieron llenar un expediente, el cual hacía las clásicas preguntas como "¿Es usted alérgico a algún medicamento?" y ese tipo de cosas. Pero al llegar al final había una pregunta que decía: "¿Estaría usted dispuesto a utilizar alguna clase de método naturista o acupuntura?" Yo puse que sí, pero me hizo gracia este detalle. Entonces llegó mi turno de pasar a consulta.

Mi mamá ya me había advertido sobre el "cambio" del doctor, pero no pude evitar sorprenderme al entrar. Más que un consultorio médico, la estancia parecía ser una mezcla de estudio y bazar exótico. Era un lugar bastante agradable y acogedor, he de reconocer, pero me llamó la atención que estuviera lleno de adornos y esculturas de todas clases (hindúes, africanas, sudamericanas, una virgen europea, etc.). También había un tapete muy colorido en el piso, un alebrije y un par de jarrones que adornaban la parte superior de un librero de madera rústica (repleto de libros y fotografías de su familia, por cierto). En uno de los extremos de la habitación, había un sillón de dos orejas de color blanco, en donde se encontraba sentado un señor de unos cincuenta y tantos años, chaparro, regordete y muy serio. Se paró para saludarnos y no pude evitar notar que traía puestas unas chanclas y que tenía el pelo chino y canoso largo y despeinado. Soy de mente muy abierta, pero creo que nada en el mundo puede prepararte para algo así. A menos de que te digan que vas con un chamán, la verdad creo que todos esperaríamos ver a un señor con bata blanca y con un estetoscopio alrededor del cuello. No digo que este doc sea malo, pero debo reconocer que sí me sorprendió.

Me senté en uno de los sillones de estampado alegre que tenía y esperé a que se me diera alguna instrucción. Sin embargo, el médico no me movió de lugar, no me tocó ni me revisó con ninguna clase de aparato. Se limitó sencillamente a preguntarme por qué iba a verlo. Le expliqué mis síntomas y él, después de escucharme antentamente, me explicó, con pelos y señales, las razones por las cuales yo podía padecer tres cosas: diabetes, ovario poloquístico o simplemente estrés. Yo me estremecí ante las dos primeras opciones, pero el doc no pareció alterarse en lo absoluto. Me contó toda clase de posibles remedios a las tres opciones, siempre mencionando a algún doctor chino, a algún experimento de un francés o a un cinetífico egipcio que había logrado x cosa. Me di cuenta de que me estaba dando mucha información (bastante interesante, por cierto), pero en realidad no me estaba diciendo nada acerca de mi estado. Me desesperé un poco, pues tengo el mal hábito de pensar que los doctores deberían ser como una especie de magos, los cuales te revisan, diagnostican y te dan un par de pastillas para acabar con tu problema. Pero este hombre se dedicó a informarme y a darme a entender que él no me iba a arreglar la vida, sino enseñarme a cuidarme por mí misma. Yo estaba enojada. Pensé para mis adentros: "este señor habla mucho, pero no me dice nada. Me está dejando en las mismas".

Creo que él se dio cuenta de mi molestia, porque en algún momento de la plática me dijo: "Si quieres puedo ser como cualquier otro médico y darte unos medicamentos para quitarte el dolor de cabeza y regularte. Tenemos la tecnología para hacerlo y no habría ningún problema." Yo lo miré por un momento, entendiendo que me lo decía con ironía. "Si eso es lo que quieres puedo hacerlo,-continuó-pero creo que sería mejor ver qué es lo que te está causando todo esto y ver si lo puedes corregir de otro modo". Me quedé callada, pues me habían dejado en mi lugar.

A continuación me recomendó que me hiciera unos estudios para tratar de descartar la diabetes y el ovario poliquístico, pero también me dijo que, en cualquiera de los tres casos, tenía que evitar estresarme tanto y que procurara cambiar mi dieta y comer más sano. Realmente se tomó la consulta con calma, utilizó todo el tiempo que le pareció necesario y cuando consideró que había hecho su trabajo, se despidió. Me llamó la atención que en todo el tiempo no mirara al reloj ni pareciera preocuparle cumplir con un horario.

Saliendo mi madre me preguntó: "¿Qué te parece?"
"Es un verdadero hippie" le contesté.

Es verdad. Pero es el primer hippie que realmente se preocupa por mi salud.

Saturday, October 06, 2007

Para pensar un rato

Francamente, no soy fan de Arjona (de hecho, no me gusta su música), pero encontré este video en youtube y creo que vale la pena compartirlo.





Yo sé que hay muchas cosas terribles en nuestra sociedad y que es muy difícil juzgar a una persona en una situación como esta. Sin embargo, yo no creo que el asesinato sea una solución, en especial cuando se trata de un inocente.

Tristemente, en nuestro mundo el aborto se ha convertido en un negocio y, nuestra ley, en mercadotecnia.

Thursday, October 04, 2007

Recordando por qué la vida vale la pena...





And now, the end is here
And so I face the final curtain
My friend, I'll say it clear
I'll state my case, of which I'm certain
I've lived a life that's full
I traveled each and ev'ry highway
And more, much more than this, I did it my way

Regrets, I've had a few
But then again, too few to mention
I did what I had to do and saw it through without exemption
I planned each charted course, each careful step along the byway
And more, much more than this, I did it my way

Yes, there were times, I'm sure you knew
When I bit off more than I could chew
But through it all, when there was doubt
I ate it up and spit it out
I faced it all and I stood tall and did it my way

I've loved, I've laughed and cried
I've had my fill, my share of losing
And now, as tears subside, I find it all so amusing
To think I did all that
And may I say, not in a shy way,
"Oh, no, oh, no, not me, I did it my way"

For what is a man, what has he got?
If not himself, then he has naught
To say the things he truly feels and not the words of one who kneels
The record shows I took the blows and did it my way!

[instrumental]

Yes, it was my way