"We wish to live inside the safety of the laws. We fear to choose. Jesus insists on choice. The one thing he condemns utterly is avoiding the choice. To choose is to commit yourself. And to commit yourself is to run the risk, is to run the risk of failure, the risk of sin, the risk of betrayal. But Jesus can deal with all of those. Forgiveness he never denies us. The man who makes a mistake can repent. But the man who hesitates, who does nothing, who buries his talent in the earth, with him he can do nothing."
Terrence Malick, To the Wonder
Las elecciones que hacemos nos permiten vivir. El que no se arriesga a elegir, no vive. Identificar la libertad con la indeterminación es un error frecuente de nuestro tiempo, pero la realidad es que la indeterminación no nos aporta nada. Estamos hechos para elegir y para vivir con las consecuencias de nuestras acciones. Estamos hechos para arriesgarnos, para ser vulnerables, para estar abiertos al mundo, eligiendo constantemente. Eso es vivir.
El miedo es la enfermedad del estatismo. Y estar estáticos nos destruye. Estamos hechos para danzar con la luz, para explorar nuestras capacidades, para maravillarnos con la posibilidad de entrega y recepción que tenemos.
Me acuerdo de otra película, muy diferente tanto en su estilo como en su contenido, pero que también toca este tema y cuyas palabras se quedarán para siempre en mi memoria: "So, my little Amélie, you don't have bones of glass. You can take life's knocks. If you let this chance pass, eventually, your heart will become as dry and brittle as my skeleton."
Elegir es dar el paso hacia el abismo, pero como bien dice Victor Hugo, hay abismos que salvan.