Saturday, May 01, 2010

No soy niña y no soy aburrida

Con todo este rollo del día del niño he recibido una cantidad de felicitaciones y de mails cursis que incitan a los lectores a "nunca dejar de ser niños". Francamente, me parece un mal cliché.

Disfruté mucho mi infancia, me encantó ser niña, pero también disfruto muchísimo entrar en la adultez. Creo que el problema es que se ha identificado al adulto con un estereotipo chafa del amargado que ya no se ríe ni es capaz de divertirse, mientras que la figura del niño se ha idealizado. No es cierto que los niños sean más felices que los adultos. Es cierto que no tienen el mismo grado de responsabilidades y de trabajo, pero en la medida de su capacidad también tienen preocupaciones, sienten agobio y hartazgo. Los niños no viven siempre riendo en un mundo de colores; su entorno también tiene matices grises de vez en cuando.

La vida siempre es difícil y hermosa, y la vamos asumiendo conforme vamos madurando. Es cierto que ya no tengo tiempo para jugar a las barbies, pero tampoco me hace falta. Ahora puedo reír de cosas que de niña no entendía y, aunque me agobian mi tesis y mi trabajo, ya no me agobia tener que hacer mi tarea de español o juntar el mismo número de estampitas que mis amigas.

Alguna vez, hace tiempo, cuando mi mamá me dijo que extrañaba ser niña porque todo era más fácil, recuerdo haberle dicho que yo no, pues de pequeña las cosas que ahora me parecen fáciles en ese entonces no lo eran.

Agradezco sinceramente poder experimentar cada etapa. Disfruto mucho cada momento de mi vida y también reconozco que siempre va a haber que luchar contra los problemas, sean de la magnitud que sean. Me gusta recordar mi infancia y tengo una enorme cantidad de recuerdos de cuando era más pequena, pero me gusta ser adulto y poder hacer más cosas y abrir múltiples horizontes.

No se conformen con mantener un "alma de niño". Vayan más allá y siempre manténganse hambrientos de experiencias y madurez. La vida es divertida y crecer también.